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Unidad de estimulación temprana

Se entiende por estimulación temprana el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlo. Los síntomas más tempranos en notarse son los problemas motores y sensoriales. Los cognitivos, del lenguaje y de la comunicación son los siguientes en aparecer junto a los problemas del aprendizaje que pueden aparecer en el inicio de la escolarización.

ESTIMULACIÓN EN PSICOMOTRICIDAD

Diagnóstico, para la comprensión global del niño mediante la aplicación de instrumentos específicos de valoración.

Preventivo, con el fin de detectar y prevenir trastornos psicomotores o emocionales en poblaciones de riesgo.

Educativo, para facilitar la maduración psicomotriz en el marco curricular del centro educativo.

Terapéutico, como forma de intervención sobre trastornos psicomotores del desarrollo y alteraciones emocionales y de la personalidad, en función de un proyecto terapéutico.

ESTIMULACIÓN COGNITIVA

El inicio de la escolarización, el desarrollo del lenguaje y el desarrollo psicomotor potencian el desarrollo cognitivo en esta etapa. Comienza a distinguir algunas propiedades de los objetos (colores, tamaños, formas geométricas). A comprender conceptos abstractos (frío, hambre, calor). A contar y a entender el concepto de cantidad. Aumenta su memoria. Aprende modos de memorizar, como repetir o narrar lo que ha de recordar. La memoria autobiográfica (recuerdos de la propia existencia) es la que se desarrolla en primer lugar.

Empezará a centrar la atención y a poder planificar acciones.

La mejora de sus habilidades favorece el gusto por el uso del lápiz. Hace círculos, después cruces y finalmente líneas oblicuas. Colorea. Intenta copiar dibujos.

ESTIMULACIÓN DEL LENGUAJE

Se habla de retraso simple del lenguaje cuando un niño sin ninguna otra alteración aparente, va adquiriendo el lenguaje más tarde que otros de su misma edad. El lenguaje se va adquiriendo más tarde de lo normal, pero en el orden habitual, es decir se desarrolla por los cauces normales, pero más lentamente. Por ejemplo, las primeras palabras aparecen a los dos años, en lugar de al año, que es lo más frecuente. La unión de dos palabras aparece después (“papá coche”) a los tres años, cuando lo habitual es a los 18 meses.

Es decir, en el retraso simple, el lenguaje es más inmaduro, pero éste se va adquiriendo en el orden esperado.

El vocabulario es escaso y se reduce a las cosas familiares de su entorno. Al ser éste más limitado se hace más difícil construir las primeras frases. Esto hace que en las interacciones estos niños tomen un rol más pasivo, esperan a que se les pregunten y contestan con frases más cortas.

La comprensión del lenguaje, aunque de forma menos llamativa, también puede ser inmadura.

El niño comprende las cuestiones concretas y familiares (“dame la pelota”) pero pueden tener lagunas en los conceptos más abstractos (espacio-temporales) o en comprender frases que hacen referencia a algo que no está presente (“¿cuando vas de viaje?”)

Es decir, se piensa en un retraso simple del lenguaje si hemos descartado otros problemas que puedan afectar al lenguaje (sordera, déficit motor o cognitivo, trastornos emocionales o trastornos del espectro autista).

ESQUEMA CORPORAL

El niño, a partir de los dos años va mejorando habilidades como correr, saltar, trepar, bailar… A los 3 años, ya tiene adquiridas muchas de las capacidades motoras de un adulto. A partir de entonces seguirá perfeccionándolas de forma progresiva.

Todos estos avances permiten desarrollar lo que se llama “esquema corporal” es decir, cómo ve el niño su propio cuerpo y sus distintas partes.

Se da cuenta de lo que puede hacer con él y de sus limitaciones

ÁREA PSICOSOCIAL / ADAPTATIVA

Estimular la autosuficiencia, autonomía e independencia:. Aprenderá a comer solo, a desnudarse, a vestirse…

Control de esfínteres. En primer lugar, el diurno (entre los 2- 3 años). En muchos niños también el nocturno. En esta época muchos niños acuden por primera vez a la guardería o a la escuela. Empiezan a relacionarse con otros niños.

El juego empieza a ser simbólico o de imitación. Da vida a los objetos y juguetes. A través de ellos, imita el mundo de los mayores.

El juego solitario del niño de 2 años va convirtiéndose en juego con sus iguales. Primero en paralelo y más adelante en grupo. Pueden aceptar normas y reglas.